Fuente: Gil & Asociados - Claus Noceti, PwC Argentina - Infobae
Es una verdad, pacíficamente aceptada por todos, que el tiempo fuera de la oficina, facilita la construcción de equipo.
En razón de ello, desde el after office, hasta la fiesta de fin de año, pasando por eventos sociales de todo tipo, van ocupando cada vez más espacio dentro del calendario empresarial.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que no todos estos eventos van a ser útiles a los efectos de fortalecer o integrar a los equipos de trabajo.
Es importante entender entonces qué diferencia a aquellos que construyen de los que no. O mejor aún, qué deben incluir para que resulten efectivos.
Consideramos que la clave de cualquier encuentro extra laboral exitoso es la inclusión de al menos uno de los siguientes elementos, todos ellos relacionados entre sí:
- Intimidad
- Complicidad
- Ridículo
- Creación
- Gratitud
Es sabido pues, que estos elementos pueden estar presentes dentro de la jornada laboral. No obstante ello, los momentos fuera de la oficina son aquellos más propicios para llevarlos a un siguiente nivel.
La intimidad por ejemplo, aunque no imposible, es difícil lograr dentro del ambiente laboral. Máxime en grandes compañías donde lograr un tiempo a solas es prácticamente una odisea.
Pero, ¿cuál es el beneficio de la intimidad? En un grupo de trabajo, es un momento donde se distancia del "resto", donde ese grupo se comporta como unidad.
Esa mera separación dota de identidad. Ese mero acuerdo de voluntades de estar a solas además da lugar a hablar distinto y escucharse mejor.
Algo similar sucede con la complicidad, ese sentimiento de ser parte de un reducido grupo que posee un conocimiento o fueron parte de una experiencia pasada que el resto no, y que por ser parte del pasado, el resto jamás podrá ser parte.
Otra vez, este concepto, nos acerca a esa sensación de unidad.
Es muy interesante lo que sucede con el ridículo. El concepto es la adición de los anteriores, con el agregado de un elemento clave: el humor.
El ridículo elimina todo tipo barreras, acerca distancias, distiende e incluso, genera complicidad. Es conocido que poco tiempo atrás, una compañía multinacional realizó una reunión de altos directivos donde todos ellos lucieron pelucas de distintos colores, logrando un ámbito de absoluta distención y florecimiento de la creatividad.
Y hablando de creatividad ¿qué une más a dos personas que la propia creación? Desde padres a socios fundadores, crear algo en conjunto da lugar a un lazo de unión más sólido que cualquier otro.
El orgullo compartido, también tiene componente de reconocimiento recíproco.
Por último, la gratitud. Lograr un espacio donde uno pueda hacer algo por el otro, y cree ese sentimiento de gratitud recíproca, es el más alto resultado que puede esperar este tipo de eventos.
En resumen, si bien todo evento social podría considerarse como positivo, solo algunos de ellos resultan verdaderamente efectivos.
Planificar los encuentros no necesariamente le resta espontaneidad. Se trata de dotar de significado a nuestras reuniones, para darle a aquel café, aquella cena o aquella cerveza, de un mejor sabor.
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