Darle lugar al conflicto es reconocer que necesitamos vincularnos de una forma más saludable, y eso puede llevar a tener una empresa más productiva.
Negar el conflicto es negar la realidad y darle más fuerza y entidad. Todas las empresas, especialmente las familiares, conviven con conflictos y choques de intereses heredados de los vínculos familiares.