martes, 20 de septiembre de 2022

Cómo aprender de las experiencias y revisar nuestra definición de fracaso


Fuente: Fabiana Mejalelaty (coach y mentora de negocios, además de Fundadora de AlumbraLab) / Fernando Gil

El sentido que damos a las cosas, más las creencias, determinan nuestro destino. Es menester revisar el cristal a través del cual se miran éxito y fracaso

Pasó la mitad del año y tal vez varios de los objetivos que se planificaron no se cumplieron, y por eso se piensa como un fracaso. Se cae en la exigencia y se empieza a "latigar" con dureza por no llegar a cumplir lo que deseado.

A veces se piensa que solo hay dos alternativas: o me hundo o nado. Y en realidad, no hay solo dos alternativas, sino varias otras posibilidades: o me hundo, o nado, o floto o aprendo de mi experiencia.

Cada situación, cada hecho se asocia a una narrativa, a un cuento que nos contamos sobre esa experiencia.

Entonces hay que elegir contarnos el cuento del fracaso o enfocar en los aprendizajes. ¿Qué es mejor?


Todo es según el cristal con que se mire

El sentido que damos a lo que acontece, más nuestras creencias, determinan nuestro destino. Si me enfoco en ver lo que no logre o no tengo voy a sentirme de una forma muy diferente a si lo hago en valorar lo que sí tengo. En este sentido la realidad no cambia: lo que cambia es nuestro foco.

Lo mismo ocurre en cuanto a los proyectos: el foco debe estar en aquello que quiero y no en aquello que temo. Las interpretaciones que hacemos de la realidad pueden lograr que tengamos una parada de cierto optimismo ante una propuesta o una postura pesimista.

Quienes hacen interpretaciones pesimistas suelen pensar que todo lo que les pasa en un momento les va a pasar siempre, o que lo que les sucede en un ámbito de su vida se hará extensivo a otras áreas. Esta creencia, además, está teñida por la convicción de que todo lo negativo es culpa de ellos y nunca de las circunstancias u otros factores.


La "fórmula" del éxito

Para Tony Robbins la fórmula del éxito es: "Decidí lo que querés. Tomá acción. Fijate qué cosas están funcionando y cuáles no. Cambiá tu enfoque las veces que necesites hasta que funcione".

Entonces, el camino que propone es el siguiente:

  • Definir el resultado que queremos lograr: si no sabemos qué queremos, es muy difícil que lo logremos: tan solo si sé que quiero estar en Mar del Plata mañana a la tarde, tengo posibilidades de llegar a Mar del Plata mañana a la tarde.
  • Manejar tu estado emocional y mental: reconocer a tiempo el pesimismo es clave para trabajar sobre tus creencias y transformarlas a tu favor.
  • Tomar acción masiva imperfecta para lograr ese resultado: Sin acción no hay resultados. Actuar es una condición necesaria para cualquier logro. Pero el perfeccionismo es un ideal que suele generar demoras innecesarias. Por eso es siempre mejor una acción imperfecta que una permanentemente postergada.
  • Observar qué está funcionando y qué no: es imprescindible reflexionar sobre la acción y sus consecuencias. Es decir: hacer una retroalimentación constante.
  • Continuar cambiando el abordaje hasta lograr lo que deseamos: es esencial mantener un enfoque flexible para realizar ajustes las veces que sea necesario.
  • Enfocarse en el largo plazo: el objetivo es más importante que el tiempo que requiere el logro.

Veámoslo con un ejemplo. Supongamos que quiero bajar de peso. Lo primero que hago es definir el resultado que busco en forma específica. Decido que quiero bajar 5 kilos. Lo que necesito a continuación es manejar mi estado emocional y mental: empezar a pensar que lo que quiero lograr es posible, que en otras ocasiones bajé de peso, que otras personas también lo logran y que tengo muchos deseos de adelgazar para sentirme mejor.

Luego comienzo con un plan, que puede ser caminar todos los días una hora y dejar de comer cosas con azúcar. A la semana, me fijo si ya empecé a bajar de peso y evalúo el resultado. Si no adelgacé nada de nada, elijo buscar otra dieta alternativa. Quizás pruebe correr en vez de caminar e ir a un nutricionista que diseñe una dieta balanceada para mí.

Y acá viene un punto de inflexión: el no haber bajado de peso aún solo indica que debo buscar otro abordaje. No es una sentencia en firme que signifique —o peor aún, que confirme— que el resultado que deseo no es posible. Es tan solo un indicador de que el camino que elegí no está siendo el más adecuado. Quizás en el largo plazo vaya necesitando introducir o modificar algunas variables. Lo iré chequeando a lo largo del camino.

El éxito no es solo el resultado de tomar buenas decisiones. Tomar decisiones acertadas muchas veces tiene que ver con tener experiencia. Lo paradójico es que la experiencia se adquiere, entre otras cosas, al tomar malas decisiones y equivocarnos.

Oscar Wilde dijo: "Experiencia es el nombre que todo el mundo le da a sus errores", y es que muchos grandes aprendizajes provienen de errores.Te invito a preguntarte, con todas las experiencias que sí lograste en esta primera mitad del año, ¿qué quisieras pensar o repensar en forma flexible para los meses que quedan?




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