jueves, 25 de julio de 2019

No es lo mismo ser líder que ser jefe: estas son las diferencias que debes conocer



Fuente: Fernando Gil / Infobae

¿Quieres que tu equipo solo cumpla o que se destaque de verdad? Entonces vuélvete un jefe que sea efectivamente un líder


Jefe es una persona que tiene autoridad formal sobre otra, mientras que un líder es aquel que influye en el comportamiento de alguien, para generar un resultado positivo.
En este sentido, diríamos que la diferencia importante radica en que un líder no necesariamente tiene autoridad, aunque, por supuesto, puede tenerla; existen jefes que son auténticos líderes.

El jefe habla, y el líder escucha y habla
El jefe siempre tiene la razón, siente que no tiene que escuchar a nadie; el dice lo que hay que hacer porque es el jefe.
Mientras que el líder considera que puede haber una idea mejor a la suya, por lo que escucha a su equipo, consolida la información (la que él tiene, más la que el equipo le transmite), y, posteriormente, toma una decisión; una decisión colegiada, validada y enriquecida.

El jefe delega y el líder faculta
El jefe es una persona que recibe instrucciones de arriba y se encarga de que se ejecute tal cual se lo han pedido. Mientras que el líder cuestiona el proceso; está abierto a opiniones de otros para modificar el proceso, creando, inclusive, un nuevo proceso.
En este sentido, una tarea se delega y la autoridad se faculta. El líder da autoridad a las personas para hacer su tarea porque les enseñó a hacerlo, promoviendo su desarrollo; mientras que el jefe nada más da órdenes, delega tareas.

El jefe dirige una acción y el líder dirige e inspira
Según un artículo publicado en Entrepreneur.com, el jefe te dice que "para allá vamos"; el líder te dice para dónde vamos, pero también por qué lo hacemos.
El líder inspira, promoviendo un contexto de desafío frente a su equipo de trabajo para que surjan también nuevas ideas y tenerlos en cuenta. El jefe busca culpables y el líder aprende del error.
Ante el error, cambian las perspectivas. Mientras que el jefe busca un culpable con expresiones como ¿quién hizo esto?; el líder aprende del error, preocupándose de qué pudo haber pasado, qué se hizo mal y cómo se puede evitar o mejorar; quien haya cometido el error es lo de menos. Además, no hay que olvidar que el error puede generar innovación, por lo que es importante aprender del error inclusive para innovar.

El jefe alimenta su propio ego mientras que el líder alimenta el espíritu del equipo
El posicionamiento del jefe está en su ego, mientras que el líder busca fortalecer la autoestima de todo su equipo. Hay una delgada línea entre ego y autoestima, aunque, muchas veces, los confundamos. El ego te vuelve ciego al crecimiento de otro y eso te vulnera; la autoestima se basa en el autoconocimiento, en saber lo que uno vale y lo que aporta, estando abierto a que otros aporten también para seguir enriqueciéndonos.
El ego transmite un síndrome de producto terminado, mientras que la autoestima siempre está en un proceso de crecimiento. "Me conozco, veo que estoy bien en muchos aspectos, pero siempre puedo mejorar".

¿Por qué las organizaciones deben tener líderes y no jefes?
Porque los jefes no promueven la innovación, no están abiertos a ella, ni están hechos para innovar. Sin embargo, un líder está siempre en proceso de crecimiento constante. En el siglo XXI esto es importantísimo para que las personas evolucionen en esas dos categorías.
Asimismo, en el día a día, las nuevas generaciones tienen cierto rechazo al término "Jefe", ya que no aceptan la autoridad por la autoridad misma. Aceptan la autoridad cuando hay una razón de por medio, cuando está justificado.
En conclusión, diría que estamos hablando de un proceso evolutivo donde el jefe fue necesario en el siglo XX, en base al contexto que se vivía, pero el siglo XXI evolucionó y requiere de otro tipo de acercamientos.



Fernando Gil
Socio Gil & Asociados
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