Fuente: Fernando Gil / Infobae
Pasar a la gerencia puede desatar un sismo social en la oficina. Los antiguos amigos se vuelven distantes. Las viejas maneras de vincularse con los colegas ya no funcionan.
En los últimos cinco años los millennials, en Estados Unidos, obtuvieron promociones en sus empleos al doble de la tasa de la gente nacida antes de 1982. El estudio, de Conference Board, analizó la composición de 2.848 cargos ejecutivos y gerenciales en 14 empresas, entre ellas Boeing, Johnson & Johnson, UPS y Verizon. Y encontró que, para los jóvenes, el ascenso en la oficina no conlleva solo beneficios.
"Pasar a la gerencia puede desatar un sismo social en la oficina. Los antiguos amigos se vuelven distantes. Las viejas maneras de vincularse con los colegas ya no funcionan", sintetizó The Wall Street Journal (WSJ) la situación que en ocasiones se traduce en, por ejemplo, una tácita des-invitación a los happy hours o un silencio incómodo cuando el nuevo gerente se suma a una conversación grupal.
"Los colegas que no obtuvieron la promoción tienden a sentirse menos influyentes, lo cual los vuelve hipersensibles a desaires y traspiés de un nuevo jefe", dijo a WSJ Sebastien Brion, profesor de management en la Universidad de Navarra. Y por asumir una apariencia de fortaleza, muchas veces los gerentes flamantes empeoran la situación.
La arrogancia y la confianza excesiva se destacan entre las razones más comunes por las cuales fracasan los gerentes, mostró el estudio.
La actitud "soy el jefe-lo sé todo-hago todo bien" crea barreras entre una persona y un equipo. "Lo que los jefes necesitan en realidad es la capacidad de inspirar a otros, desarrollar las habilidades de los subordinados y liderar y administrar el cambio", detalló el trabajo de Conference Board.
Tratar de mantenerse en el grupo es también un error, ya que más temprano que tarde surgirán las diferencias. Lo mejor, dijo a WSJ Mikaela Kiner, de la firma de desarrollo de liderazgo Reverb, es hablar cara a cara de los cambios. "Converse con los amigos que de pronto se convirtieron en subordinados sobre las modificaciones de la conducta que requiere su nuevo papel, como salir a almorzar juntos con menor frecuencia", señaló.
Del mismo modo conviene hablar de lo que se quiere mantener igual: "Uno puede decir 'Realmente me gustan tus devoluciones y tus consejos, no quisiera perderlos'", ilustró Kiner.
Una aproximación honesta puede ayudar a tirar abajo la pantalla de arrogancia: los nuevos jefes deben ser sinceros sobre lo que ignoran, aconsejó Patti Johnson, de la consultora sobre cambio en las organizaciones PeopleResults. "Nadie va a tener todas las respuestas. Permita que la gente participe. Sea abierto y diga: 'Gente, pensemos juntos en esto. ¿Qué les funcionó a ustedes en el pasado?'", dijo como ejemplo.
Tampoco conviene esperar que los otros gerentes lo reciban con los brazos abiertos. El proceso puede ser lento. Según un estudio de 2015, la impresión de poder que causa el nuevo nombramiento en la jefatura puede hacer que los que ya ocupaban esos cargos traten a la persona recién llegada con frialdad.
WSJ recomendó una lista de cosas para hacer y cosas para evitar cuando alguien joven acaba de recibir una promoción a la gerencia.
Sí:
- Establecer límites a las amistades para evitar que se perciban favoritismos.
- Hablar con los amigos en el equipo sobre cómo el ascenso afectará la relación.
- Encontrar un confidente para solicitar apoyo emocional si fuera necesario.
- Establecer nuevos objetivos para la carrera y buscar otras fuentes de satisfacción.
No:
- Fingir que la promoción no afecta la relaciones sociales en la oficina.
- Esperar invitaciones a todos los happy hours, almuerzos y salidas como en el pasado.
- Suponer que las mismas habilidades que condujeron al ascenso garantizan el éxito en el nuevo cargo.
- Tratar de parecer alguien con todas las respuestas y siempre fuerte.
Fernando Gil
Socio Gil & Asociados
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