miércoles, 13 de marzo de 2013

El desafío de un CEO profesional en las empresas familiares





Los desafíos de un ejecutivo ajeno a la familia se dan especialmente en el plano de las relaciones interpersonales.


Por el crecimiento de su negocio, su estructura o la cantidad de dueños que están al mando, o bien porque no hay una sucesión clara de la conducción, es frecuente que las empresas familiares tengan que salir a reclutar un director profesional, ajeno a la familia fundadora, para gestionar la compañía.

El reto no es menor. A las habilidades gerenciales, quien ocupe este puesto debe sumar otras: ser capaz de adaptarse a una empresa con normas culturales propias, regulada por la figura del dueño y, a veces, con numerosos parientes ocupando puestos jerárquicos.

Rubén Heinemann, socio de la consultora Wall Chase Partners, afirma que “ se trata de una de las contrataciones más complejas, porque además de que el negocio debe marchar bien, la relación permanente, uno a uno, entre el dueño de la empresa y el gerente administrador es central; ambos deben tener un muy buen vínculo cotidiano y sostenible. Y no todos pueden hacerlo”, advierte.

Guillermo Perkins, consultor especializado en empresas familiares y director académico de Programas de Alta Dirección del IAE, también resalta el papel que desempeña el vínculo personal. “El ejecutivo debe tener empatía con la familia propietaria de la compañía y compartir sus valores; de lo contrario, es muy difícil que la gestión resulte exitosa. Al mismo tiempo, quien se incorpore como director debe tener un proyecto y un espacio propios dentro de la empresa, a través de los cuales obtener satisfacción profesional”, señala el docente. Adicionalmente, para llegar a asumir el puesto de dirección son necesarias una dosis de habilidad política y capacidad de conducción y de toma de decisiones.

A diferencia de lo que sucede en una gran corporación, en el perfil del director de una empresa familiar tiene un peso fundamental la capacidad de relacionamiento con los propietarios y accionistas.

Quien ocupe este cargo debe ser un profesional con un seniority muy importante. Ya debe contar con la experiencia previa de haber trabajado con un dueño, para poder construir un protocolo de convivencia con el accionista y entender qué cosas suceden en una empresa familiar”, opina Heinemann, de Wall Chase Partners.

En general, los ejecutivos que provienen de firmas multinacionales pueden desempeñarse bien: son personas que pueden manejarse en un ambiente con ambigüedades y zonas grises, donde no todas las reglas están explícitas y formalizadas, y con capacidad de comprender lo que quiere el accionista”, agrega el consultor.

Un punto crítico, que el gerente debe saber manejar, es su relación laboral cotidiana con los diferentes familiares que pueden estar trabajando en la empresa.

Asimismo, es clave dar espacio en la gestión al fundador de la empresa y escuchar sus opiniones, aunque ya se encuentre retirado de la gestión. “El director debe saber contener y atender al fundador y respetarlo mucho, ya que siempre permanece como una figura institucional muy fuerte dentro de la organización”, concluye el académico del IAE.


Publicación de Mariana Pernas para diario Clarin Económico


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